martes, 22 de febrero de 2022

CASTILLO NO COMETE ERRORES, CAE EN DESASTRE POLÍTICO.


Castillo ya perdió el hilo de la verdadera comunicación. Se pone duro, terco, se encierra en su ostra personal. Califica y pone muros, ¿Se siente intocable? Y no valora la pericia que debe tener al momento de manejarse ante la presencia de los periodistas. Castillo no sabe que la comunicación es esencial. El es el protagonista principal y debe responder. Antes debe aprender a responder. O que alguien le diga mínimamente cómo hacerlo.

Por sus propios actos y sus palabras, Pedro Castillo el presidente que la mayoría de peruanos eligió. camina perdido en el cargo. Genera su propia crisis, se auto elimina, se suicida políticamente. Y no una, sino varias veces en este corto tiempo en el gobierno.

Cree el presidente Castillo -como muchos alcaldes, gobernadores y consejeros regionales y ahora también candidatos-, que posar ante las cámaras sonrientes, lanzar un spot musicalizado, o abrazando al más pobre, lograrán ascendencia en la opinión pública. Error total. No hay análisis ni estrategia en el entorno de Castillo. Menos en sus asesores de comunicación.

Hace falta táctica, estrategia con planificación, sentarse a la mesa y repensar lo que se está haciendo. Lo mínimo saber en qué momento, en qué lugar, con cuanto tiempo, cómo actuar y ante quienes lo hará el presidente para responder bien. No para cometer el error de decir: "Esta prensa es un chiste", cuando se sabe perfectamente que es la prensa a la que se enfrenta todos los días y que esperan una respuesta, buena o mala, del presidente.

Y ahora vuelve a cometer otro error: poner un muro de policías ante los hombres y mujeres de prensa que solo quieren hacerle preguntas: a favor o en contra, pero al final la prensa cumple su labor. Es responsabilidad de los asesores de castillo plantar un estrategia, para asumir el reto. Pero no lo hacen, porque ya demostraron que van en sentido contrario y el incendio político que se ha iniciado crece con lenguas mucho mas grandes que amenazan con convertir en cenizas a Castillo y su entorno más cercano.

No hay una estrategia genuina para apagar el fuego, sino para echar más leña. Así Castillo destruye el consenso, y abre el reproche político y de la población. Hace falta discernimiento, y evitar la mala praxis en los actos públicos de gobierno. Cuando los verdaderos políticos responden bien a una crisis, el daño es mínimo, manejable; cuando fallan, el impacto de la crisis es severo, inmanejable, prolongada. Destruye la reputación. La crisis se hace traumática. 

No se trata de decidir si el escenario es de riesgo o no. Lo va ser si tenemos un presidente que genera interés para bien o para mal. Lo mejor sería tratar de prever los golpes que se van a recibir, la dificultad o intensidad del golpe para saber esquivarlo. En el gobierno eso no se hace, esta claro. Por eso, Cada vez que habla o hace algo, Castillo no comete errores, cae en desastre político.


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