Por: Danny Marcos.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la
Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión. Es director del programa
periodístico “Punto Central” en Radio Latina – Huacho.
“El hombre sabio no debe abstenerse de
participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a
los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos”,
dijo el pensador griego Epícteto, cuya filosofía del estoicismo resaltó la
libertad, la moral y la humanidad. (55 d.C.-135 d.C.).Sin duda, una verdad
necesaria que debería gestarse desde ahora, y mirando hacia el 2018, porque los
antecedentes políticos y de gestión nos demuestran que el continuismo del
desgobierno, la corrupción y la actitud indiferente, que no permite atender las
necesidades reales del pueblo que elige, seguirán pendientes por cuatro años
más.
Para que esta realidad dramática cambie debemos
contestarnos desde ahora quién o quiénes son los que realmente merecen llegar a
gobernarnos mejor. Como sociedad civil, debemos elaborar una lista de criterios
que eviten que cometamos más errores al elegir. Tenemos que comprometernos a
aprender cómo fiscalizar, a saber decidir en qué momento actuar y a convencernos de que somos nosotros los que
hacemos autoridades y que también podemos deshacernos, legalmente, de quienes
nos gobiernan.
Se ha terminado una etapa más de proselitismo político y del más barato en
ideas y propuestas reales, para combatir la inseguridad, el desempleo y la
eliminación de la corrupción. Nadie ha mostrado capacidad de garantizar un
gobierno eficiente y capaz de ganar legitimidad cumpliendo sus promesas. Tan
solo acabamos de ver un festín protagonizado por actitudes oportunistas y caudillistas que confirman que vamos hacia otro
gobierno de “más de lo mismo”.
Hemos sido testigos de la pugna desesperada y ansiosa por el poder. Hemos escuchado
tristemente elogios y aplausos hipócritas que no se condicen con la realidad.
Más bien, esos elogios y aplausos se
convertirán en filas interminables de exigencias, de pedidos de cuotas de
poder, de solicitudes de cargos y beneficios en la próxima gestión regional que
empieza el 1 de enero del 2015.
No es pesimismo, sino realismo desde nuestra
humilde opinión. Es reprochable más bien, el
falso optimismo que le han metido en la mente a nuestra gente. Es indigno
que los políticos de hoy se aprovechen de la ignorancia de la gente para
cumplir su más anhelada codicia personal o de grupo. Pareciera que en la mente
malsana de aquellos llevan la frase:
“que el pueblo espere por siempre”.
Y es que el pueblo, en esa espera de cuatro
años más, tiene que hacer un mea culpa: debe hacer el compromiso de que el 7 de
diciembre no vuelva a repetirse en el 2018 con candidatos eternos e ineptos. El
pueblo tiene que buscar y convertir en autoridad a quien realmente es honesto,
emprendedor y capaz de gobernar realmente bien. Porque el mismo filósofo
Epícteto dice: "Un
barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una sola
esperanza". Tampoco la política.